El gato que entró en el Guinness de los récords por ser el más longevo
del mundo se llamaba Creme Puff, y murió en 2005 con 38 años.
La dueña,
Jake Perry, le daba café todas las mañanas, además de beicon, huevos y
brócoli.
Es algo a tener en cuenta, ya que Perry también era dueña de
Grandpa Rex Allen, el anterior ganador del récord, que llevaba la misma
dieta y murió con 34 años.
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